El auge de la inteligencia artificial: exploración de los beneficios, las preocupaciones y el camino poco sofisticado hacia adelante La inteligencia artificial (IA) está causando estragos monumentales en el mundo actualmente. A pesar de no ser completamente nuevo (Google, por ejemplo, ha estado usando inteligencia artificial desde 2016 para controlar su algoritmo de YouTube), solo ahora se sienten bien sus efectos y posibles consecuencias. Esto se debe en gran parte a que organizaciones de IA como OpenAI ponen a disposición del público aspectos significativos de sus sistemas. Esto resultó en la proliferación de programas de inteligencia artificial, siendo un ejemplo destacado el chatbot GPT-4.
Recientemente, este chatbot ha sido utilizado por hasta 60 millones de personas al día, incluidos estudiantes y trabajadores por igual. Se ha utilizado para escribir contenido, responder consultas e incluso desarrollar código para sitios web complejos. Este tipo de IA también puede realizar tareas creativas, como escribir poesía, demostrando que no solo puede responder preguntas, sino también hacer cosas que quizás no pensarías preguntarle.
Indistinguible entre grabación de video real e IA
Además, existen aplicaciones de IA capaces de producir contenido de video impresionante, transformando una entrada simple en un estilo diferente. A pesar del alto costo actual y la menor calidad de estas tecnologías, muestran el enorme potencial de la IA. Los generadores de voz de inteligencia artificial han estado causando sensación últimamente, incluso creando canciones falsas de manera tan convincente que una supuestamente de Drake acumuló nueve millones de visitas en TikTok en días.
La utilidad de IA no se limita a crear contenido de texto como ChatGPT, video o audio. Programas como Mid-Journey usan inteligencia artificial para convertir mensajes de texto en imágenes. Esta amplia gama de capacidades, sin embargo, también ha generado preocupaciones considerables.
Volumen sin precedentes y tiempo de procesamiento de registros
La cuestión de los derechos de autor ocupa un lugar preponderante en el campo de la IA. Por ejemplo, la capacidad de Mid-Journey para pintar una imagen de una raza de perro específica, como el Coton de Tulear, plantea la pregunta: ¿dónde obtiene su conocimiento? Puede dibujar con precisión y crear una pintura de acuarela espontánea, lo que indica que ha sido entrenado en diversos conjuntos de datos que contienen una amplia variedad de imágenes y obras de arte. Pero entonces, ¿de quién son las ilustraciones y las imágenes que se usaron para entrenar esta IA? Sin transparencia en el proceso de formación, simplemente no lo sabemos.
La preocupación por los derechos de autor de AI se profundiza cuando comienza a imitar estilos artísticos famosos. Al pedirle a Mid-Journey que pintara al estilo de artistas como Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Van Gogh y otros, descubrimos que se formó en una amplia variedad de estilos. Incluso puede imitar a ilustradores y fotógrafos de libros infantiles famosos.
Del mismo modo, el chatbot GPT-3 demuestra conocimiento de diferentes estilos de escritura cuando se le pide que produzca texto a la manera de Enid Blyton, Stephen King o Dr. Seuss. Sin embargo, la capacidad de imitar un estilo no infringe los derechos de autor, ya que la ley no protege un estilo específico Durante siglos, los artistas han tomado prestadas y se han basado en diferentes técnicas para desarrollar sus propios estilos, y la inteligencia artificial ha mejorado esta práctica con su recuperación perfecta y procesamiento rápido.
Sin embargo, esto plantea dudas sobre si los artistas y escritores deberían ser compensados por su trabajo utilizado para entrenar un modelo de IA, o al menos darles una opción al respecto. La situación se vuelve aún más compleja teniendo en cuenta que después del entrenamiento inicial, los modelos de IA continúan aprendiendo de Internet, lo que complica aún más el tema de los derechos de propiedad intelectual.
En conclusión, la inteligencia artificial tiene un enorme potencial, pero también plantea importantes desafíos. La principal preocupación ahora es comprender y gestionar estos problemas, asegurando que la IA progrese de manera ética y beneficie a la humanidad al tiempo que mitiga las amenazas potenciales. El discurso que rodea el rápido avance de la inteligencia artificial es crucial, ya que nos ayuda a navegar por este camino desconocido y a abordar preguntas apremiantes sobre la pérdida de empleo, la posible manipulación de opiniones personales y el riesgo de socavar los procesos democráticos.